Levantando el Nombre de tu Hermano


Quiero presentar un pasaje de la Biblia que pienso que está muy mal interpretado por muchas personas. Hace años, mi esposa y yo leímos un libro que usó este pasaje para defender una posición que no era Bíblica. No es mi intención ir por las ramas, pero permiteme presentar el pasaje y mostrar un princípio que es muy importante para la vida Cristiana, y especialmente en el ministerio de Dios.

En Génesis 38 vemos la historia de que uno de los hijos de Judá murió y Judá le dijo a su otro hijo (Onán), que tome la esposa de su hermano para levantar descendencia a su hermano (vs. 8). Después de escuchar las instrucciones de su padre, Onán tomó la mujer de su hermano, pero “sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano” (vs. 9). Su responsabilidad era levantar descendencia para su hermano por medio de tener un hijo y darle el nombre de su hermano muerto – pero no quiso levantar nombre para su hermano sino para si mismo.

En el ministerio muchas veces sucede lo mismo – nadie quiere levantar el nombre de otro, siempre queremos el crédito, la fama y ser reconocidos por lo que hicimos sin la ayuda de otro. La Biblia dice que lo que hizo Onán, pensar en si mismo y no en su hermano, le desagradó a Dios tanto que Dios le quitó la vida (vs. 10). Queridos hermanos, es nuestra responsabilidad delante de Dios dar el crédito a nuestro hermano, hacerle quedar bien y levantar su nombre, no nuestro nombre.

Me acuerdo hace mucho tiempo atrás leí un libro (ni me acuerdo cual) que decía que muchos líderes miran en el espejo cuando las cosas fructifican, pero en vez de mirar en el espejo dandose a si mismos el crédito, deben mirar en la ventana, dando el crédito a los demás. El espejo nos hace mirar a nosotros mismos, pero la ventana nos permite ver a los demás. El obrero de Dios debe aprender bien este princípio – es mejor dar el crédito a otro en vez de aceptar el crédito para si mismo. Ninguno que ha sido “exitoso” lo alcanzó solo, mas bien hubo mucha gente ayudando, animando y dandole una mano en el camino. Alguien dijo que podemos hacer mucho mas si no estamos preocupados por quien reciba el crédito.

Cuando Dios nos da una oportunidad de compartir en la iglesia de otro o estar atrás del púlpito, es mejor hablar bien de otros en lugar de hablar bien de nosotros mismos. Si podemos aprender a levantar el nombre de nuestros hermanos, estoy convencido que tendremos mas ayuda y podremos hacer mas trabajo en el ministerio. A Dios no le gustó cuando Onán no quiso levantar el nombre de su hermano… y tampoco le gusta cuando nosotros no levantamos el nombre de nuestros hermanos.




Para Servir,

Jeffrey Bush
www.macedoniaargentina.com

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