No Eres Irremplazable



Escuché el dicho que dice: Dios sepulta a sus obreros, pero no su obra. Hemos visto a gran líderes como Moisés, Josué, David, Salomón, Pablo, Pedro, etc, pero cuando acabaron sus vidas, no acabó la obra de Dios. Los obreros de Dios son instrumentos de Dios.

El peligro para el obrero de Dios es, si hemos visto a Dios usarnos o hemos recibido bendiciones, podríamos tener la idea de que somos especiales o únicos y somos necesarios para la obra. Debemos  recordar que es Dios quien nos puso en la obra y Él mismo nos puede sacar del ministerio también. Veamos algunas verdades que necesitamos recordar para no pensar que somos “irremplazables”.


1.     Es un Privilegio
Debemos sacar de nuestra mente la idea de que otros son bendecidos por tenernos en el ministerio, mas al contrario somos nosotros los bendecidos por estar en la obra.
I Timoteo 1:12 – “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio.”


2.     Sé Humilde
I Timoteo 1:15 – “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” Pablo no tuvo problema en decir que él no era perfecto o algo especial, era nada mas que un pecador pero salvado por la gracia de Dios.

Cuando pensamos que somos algo o que la obra no puede continuar sin nosotros, tendremos orgullo – lo que destruyó al diablo, Herodes, Nabucodonosor y a muchos otros. Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (I Pedro 5:5).


3.     Dale el Crédito a Otros
Cuando algo bueno  sucede en el ministerio, es porque Dios bendijo y otros trabajaron. Nadie quiere a una persona que quiere o busca todo el crédito para si. Sé una persona que publicamente alaba y agradece a otros cuando algo bueno sucede.



Para Servir,

Jeffrey Bush

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