Hábitos de un Obrero de Dios
La pregunta no es si una persona tiene hábitos, mas bien que si los hábitos que tiene son de provecho a su vida y el ministerio. Hay malos hábitos (o vicios) y hay buenos hábitos – y el obrero de Dios debe procurar tener buenos hábitos, hábitos que sean agradables a Dios y provechosos para el ministerio. Admito que la lista anotada abajo no es completa ni perfecta, pero son alg unas ideas simples que pueden producir mejores ideas para el ministerio en que estás trabajando.
I. Llamar cada Sábado
En la mayoría de ministerios (iglesias, clases de escuela dominical, nuevos convertidos, etc.) el día clave en que queremos que participen o estén presentes, es el día domingo. Si deseamos que la gente de nuestras clases, nuestros contactos o los nuevos convertidos lleguen a la iglesia el día domingo, sería muy sabio llamarles el día sábado para animarles y recordarles que estarás esperandoles en la iglesia.
Escuché a mucha gente decir, “si la persona es suficientemente madura, llegará, no tengo que llamarle.” Tienes razón, y es la meta que otros lleguen a la madurez, pero talvez Dios te puso en sus vidas para ayudarles a llegar a la madurez… y una simple llamada el sábado ayudaría a las personas a recordar para que lleguen el domingo, ¿es mucho el sacrificio de llamarles? Si cada obrero de Dios apartaría una hora cada sábado para llamar a sus contactos o invitados, estoy convencido que veriamos muchas victorias en la iglesia.
II. Evangelizar una vez por Semana
Dios pone gente a nuestro alrededor cada día y como dijo una persona, son citas divinas de Dios para hablarles de Cristo. Aunque algunos tienen temor de hablar con las personas, cada persona puede llevar 5 o 10 folletos para entregar cada semana. Cada hijo de Dios es un testigo para el Señor y debe ser un hábito compartir el Evangelio una vez por semana.
III. Leer la Biblia una vez por Año
Como Cristianos y especialmente como obreros, somos obreros o estudiantes de la Palabra de Dios (II Timoteo 2:15), pero es triste que muchos Cristianos no han leído la Biblia completa ni una vez. Si se hace un simple plan de leer 3 o 4 capítulos por día, se puede leer la Biblia entera una vez por año. Debe ser un hábito leer la Biblia por lo menos una vez por año… y si posible, mas. Somos farmaceúticos, la Biblia es la farmacia y el mundo representa a los enfermos – y cuando alguien nos viene con preguntas, dudas o necesidad, debemos como farmaceuticos estar suficientemente familiarizados con la Biblia (la farmacia) para encontrar el pasaje (medicamento) que les puede ayudar.
IV. Leer Otros Libros
Alguien dijo que los líderes son lectores. Cada obrero de Dios debe aprovechar buenos libros para su propio ánimo, crecimiento y entendimiento. Es lamentable, pero hay muchos libros en las librerías con mala doctrina (y debemos tener cuidado de lo que leemos), pero con un poco de guía, podríamos encontrar libros que nos puedan ayudar en nuestro matrimonio, con nuestros hijos, aprender a enseñar mejor, como ministrar mejor, etc. Un hombre dijo que cada hijo de Dios debe leer biografías de hombres y mujeres que Dios ha usado, y estoy totalmente de acuerdo. Leer biografías nos pueden mostrar como Dios ha usado a personas en el pasado y darnos la esperanza que nos puede usar a nosotros tambien. Debe ser un hábito del obrero de Dios leer libros provechosos.
V. Tener a un Invitado en la Iglesia
Hay poco que puede animar a una persona como el invitar a una persona a la iglesia y tenerle sentada a su lado en la iglesia. Saber que una persona llega a la iglesia y al final llega a Cristo porque tú la invitaste, es de mucho gozo. Estoy convencido de que habría menos quejas y chismería en nuestras iglesias si cada personas se ocuparía en invitar y estar sentado junto a su invitado en la iglesia.
En Juan 1, Andrés fue, buscó a su hermano y le llevó a Cristo – después Felipe hizo lo mismo, hallando a Natanael y llevandolo al Señor. Cada obrero de Dios debe poner el ejemplo a los demás de la importancia de llevar a otros a la iglesia, y sentarse al lado de su invitado. Llevar a otros a la iglesia debe ser un hábito de un obrero de Dios
Para Servir,
Jeffrey Bush
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