La Prédica/Enseñanza #4


El siguiente paso que veremos sobre el desarrollo de una lección, es la actitud en que presentamos la lección o el mensaje. La actitud correcta y Bíblica en que debemos vivir y presentar el mensaje debe ser de Humilidad.  Por mas que el predicador tiene buena información, ha estudiado mucho, usa ilustraciones y palabras lindas, si no lo presenta con humildad, es muy probable que el oyente estara desinteresado. Todos hemos visto una entravista de un famoso deportista, actor o cantante y cuando se le estuvo preguntado algo, contestaba con orgullo y soberbia.  Cuando un famoso contesta con soberbia, la anticipación y afecto de los oyentes hacia el famoso está pulverizada. Y amigo, solo porque una persona se para delante de un grupo enseñando la Biblia, no da derecho el enseñarlo o predicarlo con una actitud de soberbia.

Mas que el predicador sabe (por sus estudios, experiencias o posición), con mas razón debe actuar y presentarse con humildad. La humildad es la actitud de no ponerse sobre otros o pensar que eres mejor o sabes más que otros. Antes de decir, “Cristo habló duro a sus oyentes”, debemos recordar dos cosas importantes: #1, Cristo habló fuerte a los religiosos que en sí eran hipócritas y #2, no eres Cristo.  Si miramos a la vida de nuestro Señor, Él amó, tuvo compasión y estuvo con los pecadores y Él mismo “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo” (Philippians 2:8).

Recordemos que “Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes (I Pedro 5:5). Aunque todos estamos de acuerdo que Dios no quiere que actuemos en una manera soberbia, aveces somos culpables de pensar que podemos actuar así en el púlpito. Cuando enseñamos o predicamos la Biblia, estamos transmitiendo las nuevas mas importantes en el mundo, estamos hablando en un sentido de parte de Dios – y el desarrollo debe ser hecho con humildad. Las personas que están escuchando necesitan escuchar la enseñanza Bíblica y también verla vivida. Es importante que el predicador o maestro enseñe con amor, con compasión ... con humildad. 

Soy culpable de haber lastimado a personas del púlpito, pero no creo que es excusa para decir “si se ofenden, se ofenden”. Entiendo que no todos van a recibir las enseñanzas de Dios, pero no hay excusa que lo rechazen por la actitud del predicador. Que Dios me ayude, nos ayude a predicar con humildad, amando a la gente y rogando que Dios obre en sus vidas.  No soy digno, no somos dignos de poder pararnos delante de otros con el Libro de libros … y que sea lejos de nosotros el presentarlo en una forma soberbia. Todos estamos aprendiendo, no hemos llegado aun. El predicador o maestro no tiene derecho de “pegar sobre la cabeza” a los oyentes con la lección, mas bien debe recordar que todos necesitamos la misericordia de Dios y todos seguimos creciendo en Él. En lo personal, Dios me ha sido paciente, me ha amado incondicionalmente y me ha dado inumerables oportunidades … y que Dios me ayude a pararme delante de otros con la misma actitud de amor. Que el predicador nunca sea de obstáculo desarrollando la enseñanza o prédica en una manera soberbia, sino parandose siempre con humildad delante de los oyentes.



Para Servir,
Jeffrey Bush

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