Reaccionando



Esta pequeña palabra retiene mucho poder. En mi propia vida, esta palabra me ha causado tantos problemas como bendiciones... pero más problemas que bendiciones. Cada persona en la vida enfrentará momentos de ataques, críticas, aflicciones, mentiras, etc., y como reaccionamos a las situaciones traerá gozo o dolor. En el ministerio, es esencial que un obrero de Dios aprenda a cómo reaccionar bien, como reaccionar Bíblicamente delante de los ataques, críticas y problemas entre personas o hacia tu propia persona. No soy nadie para dar opiniones sobre ese tema siendo que fracaso tantas veces, pero deseo poder animar a otros obreros de Dios con algunas ideas sobre las mejores maneras de reaccionar frente a las situaciones.

1.    Humildad
Cuando uno ataca, acusa o critica, la reacción humana es atacarle más fuerte, pero ataque + ataque = más problemas. La mejor respuesta es la blanda respuesta (Proverbios 15:1), aceptar lo que el otro dice y llevarlo a Dios en oración. Moisés usó esta forma muchas veces cuando el pueblo de Israel le atacó a su persona o se quejó porque no hubo alimento y cuidado de Dios. Llevándolo a Dios en oración antes de arreglarlo como pensamos es siempre lo mejor. La humildad te hará reflexionar en tu propia vida para ver si eres culpable o simplemente decir, "seguro que Dios me quiere enseñar algo por medio de este problema". 

2.    Hablando a solas con la persona
Normalmente hay algunos que se encargan de las acusaciones, críticas o chismes y es mejor hablar con ellos en privado en vez de hablar de ellos o a ellos en público. Mateo 18:15-17 nos enseña los pasos para tomar cuando hay pecado o problemas en la vida de una persona – y el primer paso es hablarle a la persona a solas. Soy muy culpable de haber escuchado de un problema, acusación, o chisme y llevarlo delante de todos para hablarlo... pero solo causa más problemas y no es la manera Bíblica de corregirlo. Cuando hay algo que tenemos que confrontar, sí debemos llevarlo directamente a Dios en oración, y luego debemos hablarlo directamente con la persona y no con los demás. 

3.    Paciencia
Aun el escribir esta palabra me pone nervioso, pero muchos de mis problemas han sido por causa de mi impaciencia. Cuando hay un problema, soy culpable de reaccionar rápido y no esperar en Dios. Sí hay momentos para responder, para corregir un problema, pero a veces reaccionamos cuando debemos estar ocupados orando y hablarlo en privado con las personas y después esperar que Dios haga algo en mi vida y la vida de las otras personas. Nos haría bien a todos darnos cuenta que no podemos arreglar cada situación. Por mucho tiempo intenté arreglar todo porque pensé que era mi responsabilidad, pero aunque el encargado si es responsable por lo que sucede y como trata a las situaciones, también nos tenemos que dar cuenta que no somos superhéroes... si Dios no ayuda e interviene, no hay esperanza. Cuando Moisés estuvo con el pueblo de Israel delante del mar rojo y los egipcios venían atrás, la gente se puso mal, pero Moisés dijo: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros” (Éxodo 14:13). Muchas veces necesitamos estar firmes en vez de reaccionar según nuestra naturaleza u opinión… y veremos la salvación de Jehová.

4.    Amor
Dios nos puso como líderes para guiar a la gente que Dios nos dio (en la clase, iglesia o ministerio que Dios te dio) y debes darte cuenta que no siempre la gente es madura. Si, puede ser que la gente critica, chismea, pelea, se enoja, ataca, etc., pero como obreros de Dios debemos darnos cuenta que somos nosotros los ejemplos y aunque no es fácil, debemos reaccionar con amor… amándole y alimentándole a pesar que nos dañan. Un poco de amor puede afectar tanto que uno cambia, se arrepienta y vuelve al camino de Dios. Dios nos amó cuando no le amamos… y Sus seguidores deben imitarle aun cuando es difícil. Amar a la gente que Dios puso bajo nuestro cargo es siempre mejor que reaccionar mal y empeorar la situación.


Queridos amigos, que Dios nos ayude a reaccionar bien a las situaciones que enfrentamos en la vida y el ministerio. No creo que llegaremos a una perfección en esta área, pero sí podemos mejorar y ser mas como nuestro Salvador. 



Para Servir,

Jeffrey Bush

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