Obreros Sensibles
Hay
dos maneras de ser sensible, una es negativa y la otra es positiva.
Si eres
sensible en ser ofendido fácilmente (cada vez que alguien habla de ti o piensas
que alguien lo hace), vivirás una vida
sin éxito. Esta clase de personas tienen miedo de acercarse a la gente porque
temen ser ofendidos o lastimados por otras personas.
La otra
manera de ser sensible es por las necesidades y sentimientos de otras personas.
Esta manera de ser sensible es como un “radar” que se fija en lo que otros
están pensando y sintiendo, no por interés tuyo sino por interés de otras
personas. Sensible para poder ayudarle o cumplir la necesidad de la otra
persona.
Como obreros
del Señor, es de mucha importancia ser sensibles en la manera positiva. Seamos
sensibles en las siguientes maneras:
1.
Sensibles hacia Dios
Cuando leemos la Biblia y vivimos por Dios, hay
momentos en que Él nos habla – no en voz alta, sino tocando nuestro corazón, dándonos
ideas, deseos o llamando nuestra atención por algo. Nunca debemos apagar su voz
o su Espíritu sino debemos ser sensibles en escuchar para obedecer cuando Él
nos habla o nos indique hacer algo.
2.
Sensibles hacia los Sin Cristo
Dios pagó la
cuenta por todos y quiere que todos puedan ir al cielo, pero si no nacen de
nuevo, no podrán ir al cielo (Juan 3:3). Como cristianos, es nuestra
responsabilidad y también un privilegio de poder compartirles el Evangelio.
Cristo murió por todos, pero no todos lo saben.
3.
Sensibles hacia Otros Cristianos
Gálatas 6:10
dice: “según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de
la familia de la fe”.
Como hijos
de Dios, especialmente como obreros cristianos, seríamos sabios de buscar
cumplir las necesidades de otros. A veces será en lo económico, pero la mayoría
de veces será más por necesidad de ánimo, oración, un favor (ayuda en una
mudanza, construcción, etc.), consejo, amistad, etc. No podemos esperar que
otros nos ayuden a nosotros si nunca ayudamos a otros. Si buscamos ser
sensibles en cumplir las necesidades de otros, en el momento que necesitemos
ayuda, es más probable que la recibiremos. Es lamentable que esperamos la ayuda
de otros cuando no hemos sido de mucha ayuda.
Quitando nuestros
ojos de nosotros mismos y buscando ayudar con las necesidades de otros
realmente traerá un gozo y una satisfacción. Cristo ayudó a los enfermos,
cargados, y necesitados, lavó pies, oró por sus discípulos. Cristo era sensible
a las necesidades de otros y como seguidores de Él, debemos hacer lo mismo,
especialmente con los hermanos en la fe.
Para Servir,
Jeffrey
Bush
www.evangelismomundial.com
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