La Vida = Estrés
Que
feo el tema, ¿no? Pero es cierto. La vida está llena de estrés y cada persona lo
tiene. No podemos evitar el estrés, pero sí podemos aprender vivir y continuar
en la vida en vez de dejar que el estrés nos destruya. Muchas personas están destruidas
por el estrés, lo cual les hace perder su trabajo, hijos, matrimonio, amigos y
mucho más.
Las
personas que aprenden controlar la presión y tensión tienen una mejor vida.
Entonces la pregunta es: ¿Estás controlando la presión y tensión o te está
controlando? La respuesta a la pregunta mencionada revela cuán bueno o malo es
tu vida.
Las
siguientes sugerencias te pueden ayudar a controlar el estrés en vez de ser
controlado por ésta.
1. Darte cuenta que todos tienen estrés
Así como las tentaciones y problemas en la vida, todos tienen estrés. Es cierto que podemos tener más estrés por
situaciones en que nos metemos (deuda como resultado de pedir un alto préstamo,
discusiones por pelear con vecinos u otros, personas enojadas por reaccionar
con gritos, etc.), pero con o sin cuidado, todos tendremos razones para
estresarnos. No pienses que eres el único en tu familia o en esta vida con
estrés, todos lo tenemos.
2. Seguir A pesar del Estrés
Cuando el estrés viene, tienes que seguir adelante. No tienes que dejar
que te controle o te incapacite, puedes continuar en la vida. Las personas que
cumplen mucho son personas que siguen adelante a pesar del estrés. He visto muy
buenas personas y amigos personales que han sido incapacitados por el estrés y
sus vidas, salud y familia sufren como resultado. Sufren porque todo lo que
piensan, hablan y pueden ver tiene que ver con su situación de estrés… y no lo
pueden superar.
3.
Llevarlo
y Dejarlo con Dios
Después de
humillarte bajo la poderosa mano de Dios en I Pedro 5:6, el siguiente versículo
dice: “echando toda vuestra ansiedad
sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
Llevar algo a Dios
no simplemente significa decirle algo
una sola vez sino llevarlo y dejarlo en Sus manos, echar el problema
o situación ante Él. Sus hombros son más grandes y fuertes que los tuyos, Él
puede cargar más que tú. Pídele que te ayude, pero que no te sorprenda que el
problema vendrá a tu mente 20 minutos después de haber orado. No hay una
oración milagrosa que quitará el problema de tu vida o mente, vas a seguir recordándolo
y pensando en ello. Cuando los problemas vuelven cargándote, atemorizándote o acusándote,
recuérdale al Diablo (el gran tentador) y recuérdate a ti mismo (el estresado)
y recuerda a tu Dios (el más fuerte) que ya no está en tus manos. Por su puesto
debes hacer algo si es necesario (si necesitas pedir perdón, corregir algo,
cumplir con algo, etc.), pero si es que no puedes controlar la situación, no hay razón para estresar o preocuparte
tanto… tienes que llevarlo y dejarlo en las manos del Señor.
Filipenses 4:6 nos manda llevarlo a Dios y es Él que
da la paz que sobrepasa todo entendimiento (vs. 7).
Para Servir,
Jeffrey Bush
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