Amnesia Espiritual


Según el diccionario, la palabra “amnesia” es la pérdida total o parcial de la memoria que impide recordar o identificar experiencias o situaciones pasadas.
Es lamentable, cuando nosotros como cristianos predicamos a otros pero no lo practicamos. Pablo dijo en 1Co. 9:27, “golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Cristo dijo a los intérpretes de la ley: “cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis”.
El peligro para un cristiano que no práctica lo que predica o enseña es “amnesia espiritual” esto significa que decimos una cosa pero olvidamos practicarlo en nuestra propia vida.
Antes de que pienses que estoy juzgando, déjame decirte que yo soy culpable por haber tenido amnesia espiritual, pero no lo quiero tener más. He predicado muchas veces en cómo ser un buen soldado del Señor, pero fui negligente. He predicado sobre cómo ser un buen marido, pero no fui amoroso. He predicado sobre cómo ser fiel en tu tiempo con Dios, pero me ocupé en otras cosas y termine el día sin haber leído la Biblia. He predicado sobre cómo trabajar duro, poner prioridades, no ser codicioso, no enojarse, etc… y falle en todo lo que prediqué como si tuviera amnesia espiritual. No quiero continuar así, por eso anoté unas pautas que me pueden ayudar y a lo mejor también a ti.
1.     Permanecer cerca de Dios
Cuando paso tiempo en oración hablando con Dios, Él me hace recordar de lo que debo o no debo hacer. Cuando paso tiempo en Su Palabra, me habla, corrige e instruye. Pasar tiempo con Dios no es un acto religioso, es algo esencial si deseo caminar como Él quiere que camine y viva. Fácilmente olvido verdades, pero pasando tiempo con Él me pondrá en el camino derecho.
2.     Permanecer en humildad
Si permito que me corrijan cuando no estoy bien, si evito pensar que soy mejor que otros, si pongo a otros primero y les sirvo, esto mostrara que permanezco en humildad. Lo opuesto a la humildad es el orgullo y esto me hará caer. No soy mejor que otros y si recuerdo esto, me daré cuenta que la prédica no solo es para otros sino también para mí.
3.     Recordar quién Soy y de nde vengo
Si olvido de dónde Cristo me sacó (del pecado y la esclavitud del diablo), no tendré el gozo para servirle. Pensar en cómo fui salvado y en cómo soy bendecido cada día me ayudará a no caer en una la “amnesia espiritual

Para Servir,
 Jeffrey Bush

www.evangelismomundial.com

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