Cuida tu Espíritu, Guarda tu Corazón


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” –Proverbios 4:23


La Escritura nos advierte a guardar nuestro corazón, sobre toda cosa, porque es el corazón que mana toda la vida. En pocas palabras, el corazón guardado cuida la vida, pero el corazón no guardado lastima la vida.

Ruego a mis queridos hermanos que están sirviendo al Señor que guarden sus corazones, que guarden sus espíritus.

Durante los años, he visto muchas personas amargadas, enojadas, desanimadas, frustradas y lastimadas por los golpes de la vida. Seamos honestos, todos recibimos “golpes” en la vida, situaciones difíciles o ingratas. La pregunta no es si enfrentaríamos momentos difíciles en la vida, sino como reaccionaríamos cuando los enfrentamos. Podemos dejar que las situaciones, dificultades, golpes o malas circunstancias nos destruyan o no. Nadie puede forzarnos a estar enojados, desanimados y abandonar el camino, pero si no aprendemos a guardar nuestros corazones, terminaremos amargados. Es de suma importancia que el Cristiano aprenda a mantener un buen espíritu (guarda su corazón). A veces tendríamos que perdonar, o veces tendríamos que pasarlo por alto, ignorarlo, olvidarlo o aguantarlo… porque si no, destruirá nuestro espíritu, nuestro corazón. Si algo (situaciones feas, momentos difíciles) lastima nuestro espíritu, afectará toda nuestra vida, nuestras relaciones con otros, nuestro trabajo, nuestra actitud, nuestra manera de pensar y vivir.

Entonces tenemos que aprender cómo cuidar nuestro espíritu, tenemos que aprender cómo guardar nuestro corazón. Pues, la respuesta es ser como Cristo “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba” (I Pedro 2:23). Cristo perdonaba, tuvo compasión, y “no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (I Pedro 2:22). Si aprenderíamos ser como Cristo, podríamos guardar nuestro corazón… porque si no lo guardamos, toda la vida será afectada.

Para Servir,

Jeffrey Bush

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