Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2012

Ministerios en la Iglesia

La Biblia nos enseña que la iglesia es un cuerpo y cada creyente es un miembro del cuerpo (Romanos 12) y que cada miembro tiene una función. Entiendo que hay gente que viene a la iglesia solo para escuchar, pero estoy convencido que la gran mayoría quiere hacer algo, estar involucrado y sentirse útil. Aunque sabemos esto, muchas veces damos la idea (a propósito o no) que las unicas posiciones o ministerios son para el pastor, profesores de Escuela Dominical y unos pocos líderes. Hay mucho trabajo para hacer en la iglesia, pero no siempre somos claros en cómo la gente puede involucrarse y ayudar. La meta de esta sección es presentar una lista de ministerios en los cuales la gente se puede facilmente involucrarse en la iglesia de una forma organizada. Permiteme   sugerir que la iglesia debe tener un tiempo o una manera clara en que la gente se pueda anotar para un ministerio. En el pasado, hemos usado varias ideas para que la gente se involucre en un ministerio: -        En una reun

No Eres Irremplazable

Escuché el dicho que dice: Dios sepulta a sus obreros, pero no su obra. Hemos visto a gran líderes como Moisés, Josué, David, Salomón, Pablo, Pedro, etc, pero cuando acabaron sus vidas, no acabó la obra de Dios. Los obreros de Dios son instrumentos de Dios. El peligro para el obrero de Dios es, si hemos visto a Dios usarnos o hemos recibido bendiciones, podríamos tener la idea de que somos especiales o únicos y somos necesarios para la obra. Debemos   recordar que es Dios quien nos puso en la obra y Él mismo nos puede sacar del ministerio también. Veamos algunas verdades que necesitamos recordar para no pensar que somos “irremplazables”. 1.      Es un Privilegio Debemos sacar de nuestra mente la idea de que otros son bendecidos por tenernos en el ministerio, mas al contrario somos nosotros los bendecidos por estar en la obra. I Timoteo 1:12 – “ Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio .” 2.      Sé H

El Disgusto de Confrontar

Habrá momentos en la vida de cada obrero de Dios que tendrá que confrontar situaciones, que sean problemas o personas. A algunos   no les cuesta ser directos o confrontar problemas o personas. El confrontar es contra mi personalidad, pero he tenido que aprender a hacerlo para el bien de los demás. Es cierto que el Cristiano debe aprender a morirse a sí mismo y no tomar las cosas tan personales, pero como obrero de Dios, habrá momentos para confrontar la situación en lugar   de ignorarla. Es mucho más fácil ignorar algo en vez de confrontarlo, pero si el Señor te pone en una posición de liderazgo, una de tus responsabilidades principales es el bienestar de la iglesia o ministerio en la que estás sirviendo. Para el bien de las personas involucradas, el bien de la iglesia y tu propio bien, es importante confrontar (que sean problemas, situaciones, acusaciones, críticas o personas problemáticas) antes que crezca y hagan mucho daño. La meta de esta sección es dar ideas o ayuda si es que

Recibiendo Visitantes

Es el deseo de cada iglesia poder tener visitantes en cada reunión. El pastor, los líderes y varias personas en la iglesia trabajan mucho para traer un visitante – pero la gran prueba de que si van a regresar o no es cómo son tratados cuando visitan la iglesia. Podemos decir “la iglesia debe hacer…”, pero es importante recordarnos a nosotros mismos y recordar a los hermanos que la iglesia somos nosotros. Debemos prepararnos a nosotros mismos y a los hermanos de la iglesia de cómo tratar a una persona cuando visita nuestra iglesia por   primera vez. Cada persona en la iglesia debe estar preparada para recibir visitantes. Cada creyente es un embajador de Cristo y debe representar bien a su Salvador y la Obra de su Salvador. El pastor y los líderes deben preparar a los hermanos para recibir a un visitante – abajo vemos unas ideas que pueden ser útiles para preparar a los creyentes a recibir visitantes en la iglesia. 1)     Recibirle con una sonrisa y saludo cordial – cuando hay ten